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Ana Latorre

La parábola de la cesta de huevos



¿Hace poco que, ante una oferta atractiva, te has descubierto denegándola con la famosa frase de "no tengo tiempo"? ¿Has repetido esa frase ante propuestas que sabes que te van a sentar bien? ¿Ante pequeños momentos de descanso saludables para ti? ¿Ante un homenaje justo y necesario? ¿Dirías que te sientes estresada? ¿Ansiosa? ¿Que vas corriendo a todos sitios? ¿Que no tienes un minuto? Entonces esta parábola es para ti:

Hace mucho tiempo, o poco, o no te acuerdas de cuándo, te regalaron una cesta. Una preciosa cesta de mimbre, hecha a mano, con sumo cuidado. "Esta cesta es tu tiempo", te dijeron. "Está preparada para albergar huevos, ya sabes, las cosas que quieres y tienes que hacer", te explicaron. "Disfrútala, úsala con cuidado. Tiene tres características que no debes olvidad: 1. Es resistente; 2. Su capacidad es limitada. 3. Es irrompible".

Al principio hacías buen uso de tu preciosa cesta. Ibas contenta con ella. Según lo que metías, pesaba más o menos. Ibas escogiendo huevos y disponiéndolos de manera ordenada, equilibrada. Consumías un huevo y otro ocupaba su lugar. Todo en orden. Tú, feliz.

Hace mucho tiempo, o poco, o no te acuerdas de cuándo, la cosa se desbarató. No eras consciente de que todos los huevos no tenían la misma talla. Metías huevos XL como si fueran pequeños. Y la cesta comenzó a rebosar. Notaste que pesaba demasiado. Una rozadura en la mano, una contractura en la espalda, un dolor lumbar, una preocupación sobre cómo hacer para colocar los huevos sin que se rompieran... Tú, regular.

Y hace mucho tiempo, o poco, o no te acuerdas de cuándo, la cosa se desbarató aún más. De repente te diste cuenta de que había gente que también metía huevos en tu cesta, sin tu control. Gente de tu familia, de tu trabajo, conocida, desconocida. Huevos bonitos, feos, huevos podridos. Empezaste a darte cuenta de que la cesta pesaba más que tú.

Fue entonces cuando descubriste que, además de las tres características que te habían contado de la cesta, tenía otra más: La cesta era irrompible pero tenía la capacidad de romperte a ti.

 

LAS IMPRESCINDIBLES 6 ACCIONES PARA RECUPERAR TU VIDA

1. Mide la capacidad de tu tiempo

2. Observa las tareas que tienes

3. Prioriza

4. Calibra el tamaño de cada tarea

5. Tacha tareas

6. Delega otras

 

MORALEJA: Que no "te toquen los huevos". Gestiona tu tiempo, es tu vida. Ponte a ello, pero ya.


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