En la búsqueda constante de la fuente de la eterna juventud, el yoga facial ha emergido como una práctica cada vez más popular entre quienes buscamos mantener un rostro joven y radiante (o al menos “fresco”) sin recurrir a intervenciones quirúrgicas. Pero, ¿es realmente efectivo? Esta disciplina, que combina técnicas de relajación (de ahí el nombre) con ejercicios específicos para los músculos del rostro, promete desde la reducción de arrugas hasta una mejora en el tono de la piel. Sin embargo, no nos engañemos, como toda moda no está exenta de controversia.
Orígenes y filosofía
El yoga facial es un invento moderno. La acuñación del término "yoga facial" tal como lo conocemos hoy no tiene una fecha específica documentada ampliamente, pero no nos debemos ir muy lejos para encontrarla.
En verdad, la única postura auténtica de yoga que podríamos identificar con “yoga facial” es la postura de Simhasana o la pose del león, documentada desde el siglo X al XI. Esta asana implica una expresión facial específica que ejercita la cara, los ojos, la garganta, y la lengua, y es beneficiosa para relajar los músculos faciales y la tensión emocional. Así que podríamos decir que la idea de ejercitar los músculos faciales con fines de bienestar tiene raíces antiguas.
Las figuras clave en la evolución del yoga facial incluyen a Senta Maria Runge, que publicó un libro en 1959 sobre ejercicios faciales, y Carole Maggio, que introdujo su método Facercise en 1995. Estas pioneras sentaron las bases para lo que hoy conocemos como yoga facial.
Pero fue Annelise Hagen quien creó el primer taller de yoga facial del mundo y escribió un libro sobre rejuvenecimiento facial ¡en 2005!. Hagen, aprovechando su conocimiento de yoga y su experiencia como actriz, fusionó ejercicios faciales con enseñanzas de yoga. Ella destacó la importancia de cuidar no solo el cuerpo sino también el rostro, reconociendo la cara como una parte crucial de nuestro ser que requiere atención y cuidado. La motivación de Hagen para desarrollar y promover el yoga facial surgió de su propia experiencia personal con el envejecimiento facial y su deseo de aplicar los principios del yoga para mejorar la salud y apariencia de la cara. Sin maldad os diré que, a mi parecer, los resultados son, cuando menos, cuestionables.
Hoy, una de las que se han erigido como “maestra” de esta disciplina es Fumiko Takatsu, que ha trabajado significativamente en popularizar y expandir la práctica del yoga facial a nivel mundial.
La evolución del yoga facial y su popularidad en años recientes pueden atribuirse a la creciente búsqueda de métodos naturales y no invasivos para el cuidado de la piel y el antienvejecimiento. Aunque la idea de ejercitar los músculos faciales para mejorar la apariencia puede tener antecedentes más antiguos, la formalización de esta práctica como "yoga facial" y su promoción como un sistema estructurado para el cuidado facial parece ser un desarrollo más reciente, con contribuciones significativas de individuos como Hagen. Y lo que ha generado esta locura en la que estamos ahora ha sido, sin duda, el confinamiento. Las horas en el hogar, con el móvil en la mano y la búsqueda de actividades, además de generar hordas de nuevas panaderas (recuerda que se agotó la harina y la levadura) hizo que el yoga facial despuntara como tendencia.
Evidencia científica y resultados
Aunque la ciencia aún debate sobre la efectividad del yoga facial, algunos estudios han comenzado a arrojar luz sobre sus posibles beneficios. Un estudio destacado es el realizado por la Dra. Murad Alam, publicado en 2018 en la revista JAMA Dermatology, que encontró mejoras significativas en la apariencia de los participantes que practicaron ejercicios faciales durante 20 semanas (unos 5 meses). Los resultados sugirieron un aumento en el grosor muscular (eso traducido quiere decir que el rostro recupera cierto volumen y tono) y una apariencia más joven, aunque la muestra del estudio fue relativamente pequeña. Tendremos que esperar a que se siga investigando.
Defensores y detractores
Los defensores del yoga facial argumentan que, al igual que el ejercicio regular beneficia al cuerpo, el yoga facial puede hacer maravillas por la piel y los músculos faciales.
Sin embargo, hay quienes se muestran escépticos. Algunos dermatólogos y expertos en cirugía plástica advierten que, sin evidencia científica sólida, es prematuro proclamar al yoga facial como un sustituto de tratamientos más establecidos para el envejecimiento facial.
Desde mi experiencia os puedo decir que sí se nota (obviamente si practicas). En las sesiones que hacemos en el Centro Femenino Sama (Zaragoza), las caras del “antes y después” del yoga facial son dignas de foto. De ahí a sustituir cosas como el bótox… pues no. Pero si eres de las que no gustan de rellenos o de cambios forzados, te animo. Y como siempre cuento: el mejor resultado es la calma que percibes tras la sesión. Y una cara de descanso… ¡no tiene competencia!.
Cuentas de Instagram a seguir
Para aquellas interesadas en explorar más sobre esta práctica, las siguientes cuentas de Instagram ofrecen una mezcla rica de consejos, rutinas y testimonios:
@yoga_facial Mi querida Maiko, mi favorita. Súper generosa compartiendo contenido
@faceyogamethod Un clásico. Para mí demasiado histriónica, me pone nerviosa
@mascfacial Muy negocianta pero lleva tiempo trabajando esta disciplina
Ver vídeos puede servirte para introducirte en este mundo, no es muy difícil, pero es bueno saber hacer los ejercicios bien, de ahí las sesiones presenciales de yoga facial en Sama y los talleres que montamos desde hace ya siete años.
Iniciando tu práctica: una rutina sencilla
Si quieres comenzar, te propongo una rutina básica que puedes practicar diariamente:
Calentamiento del rostro: Date toques con la punta de los dedos (como si estuvieses martilleando) en la frente, mejillas, cejas, mandíbula, cuello, escote y cuero cabelludo para activar la circulación.
Ejercicios para los ojos: Coloca los índices bajo las cjas y estira un poco hacia arroba y los pulgares en la zona de las ojeras y tira un poco hacia abajo. Mira hacia arriba e intenta bajar los párpados y luego mira hacia abajo e intenta subir el párpado interior. Repite varias veces.
Fortalecimiento de mejillas: Sonríe tan fuerte como puedas, mantente así 10 segundos y relaja. Repite 5 verces. Ayuda a tonificar y levantar las mejillas.
Cuello: Coloca la palma de la mano en el escote y tira un poco hacia abajo. Mira al cielo y lanza un beso 5 veces (sin fruncir los labios, suave y lentamente). Descansa. Repite el ejercicio 3 veces.
Centro Femenino Sama: tu próximo paso
En el Centro Femenino Sama, entendemos la importancia de cuidarnos de una manera global, por dentro, por fuera y hasta “por las costuras”. Todo lo que hacemos influye en nuestro bienestar. tanto el cuerpo como el espíritu. Nuestros talleres y clases de yoga facial están diseñados para quienes buscamos una opción natural que aportas al habitual cuidado del rostro. Nuestras sesiones no solo te enseñarán los ejercicios más efectivos sino que también te brindan un espacio de relajación, diversión y calma.
Te invitamos a unirte a nuestra comunidad y descubrir por ti misma los beneficios del yoga facial. Te sorprenderán desde la primera sesión. Y con práctica y paciencia irás viendo los resultados: una piel más firme, tonificada y radiante y un rostro más descansado. En Sama sabemos que es una combinación de bienestar físico, emocional y mental es la receta de la verdadera belleza.
El camino hacia un cuidado facial consciente y natural es un viaje personal y enriquecedor. Pero a nosotras nos gusta acompañarte si nos dejas. Al adoptar el yoga facial, no solo estarás cuidando de tu apariencia externa, sino que también estarás fomentando un estado de calma y equilibrio interior, elementos clave para una vida plena y saludable.
Para más información y para inscribirte en nuestros talleres y clases, cotillea nuestra web y síguenos en nuestro perfil en Instagram @CentroFemeninoSama
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